A la cabeza no

El plan era perfecto: Llegaba con el coche, lo dejaba en frente del banco mientras ahí me esperaba Mike. Entraba y con la cara cubierta debía tardar menos de 2 minutos en coger todo el dinero que pudiese. Menos de dos minutos, eso era lo más importante. Cuando tenía la bolsa llena y los cinco rehenes (dos trabajadores y tres clientes) estaban cagados de miedo, uno de ellos sacó una pistola y me disparó varias veces. La primera bala no me alcanzó, la segunda me rozó el brazo mientras salía. La tercera atravesó  la cabeza de Mike. Tiré a mi compañero fuera del coche (Con un agujero en la cabeza no soltaría nada) y salí de ahí lo más rápido que pude.
Escuchaba sirenas de policía por todas partes, pero no veía a ningún coche. Yo seguía alejándome del Banco, intentaba circular a velocidad moderada y me había tapado la herida del brazo con un trapo. No sangraba demasiado, pero picaba muchísimo. Finalmente salí de la ciudad y me metí en la carretera, ahí estaría seguro pero ahora tenía un problema grande. Iba en un coche con el respaldo del asiento del conductor lleno de sangre de Mike, una herida de bala en el brazo y una bolsa llena de billetes robados. Y tampoco sabía si el coche era robado o de Mike, lo había traído él pero... mierda, debería habérselo preguntado. Abrí la guantera y busqué los papeles, a lo mejor así saldría de dudas. No había papeles, sólo una pistola. La cogí y la inspeccioné. En la culata estaba grabado "Don't fuck Mike". Vale, el revólver era de Mike pero eso no quería decir que el coche también lo fuese. Luego pensé en porqué no había llevado un arma en el coche. Joder, el plan no era tan perfecto. La pistola se me cayó en el Banco pero por suerte no había huellas ni estaba registrada, con eso sí había tenido cuidado. Empezaba a ponerme nervioso, no sabía de quién era el coche y tenía que limpiarme ya la herida. Y empezaba a dudar de si había limpiado bien el arma. Continué conduciendo y me encendí un cigarrillo, a lo mejor así me relajaría. Luego puse la radio y busqué una cadena donde pusieran las noticias, aunque eso no me relajaría. Ya hablaban del atraco, decían que uno había muerto y otro había escapado. No sabían si había más atracadores. Ojalá pensaran que éramos más. Salió uno de los empleados que hace unos minutos había encañonado y dijo unas palabras: "Entró en el banco como si fuese un cliente más y antes de darme cuenta me había golpeado en la cara con una pistola y estaba apuntando a los demás. Nos situó a todos en una esquina y en unos quince segundos nos ató con cinta adhesiva. Después me puso la pistola en la boca y me dio tres segundos para darle la contraseña de la caja fuerte. La vació en un momento y se fue. Mientras salía uno de los clientes que había atado sacó una pistola y le disparó, e incluso pudo seguirlo. El hombre fue muy rápido y era muy violento. Vimos como tiraba a su compañero muerto del coche y huía. El coche era un Chevrolet, rojo y bastante nuevo." Maldito cabrón, debería haberlos matado a todos. Tenía que deshacerse el coche, si ese marica pudo describir el coche otro podría haber pillado la matrícula. Cuando todos esos pensamientos me nublaban vi una casa a un lado de la carretera, con una camioneta marrón aparcada al lado. Al otro lado de la carretera había unos cuantos cactus. Perfecto. Escondí el Chevrolet detrás de los cactus y crucé la carretera con el arma y la bolsa. Llegaba aún los guantes, no me los quitaría hasta estar a salvo. Así lo hacía siempre. Cuando llegué a la comioneta y abrí la puerta, noté que la herida empezaba a sangrarme. Me sangraba, mucho. Joder, dejé la bolsa dentro de la camioneta y me dirigí a la casa. Llamé a la puerta y asegurándome de que la pistola no tuviese el seguro puesto esperé. En unos segundos me abrieron y una mujer salió, le puse la pistola en la frente y entré. La mujer estaba asustada, y era muy guapa. Joder, era preciosa y me sonaba de algo. Le indiqué con la cabeza que se sentara en el sofá, ni ella ni yo hablamos aún. Inspeccioné un poco el comedor y vi unos cuantos cuadros con la cara de esa mujer y caí en quién era. La había visto varias veces en la tele, o en los periódicos. Era una modelo, la solían invitar a galas de cine y estaba casada desde hacía un par años con un actor famoso. ¿Qué hacía una famosa en una casa así?
- Señorita Litons, ¿verdad? - Volví a dirigir la pistola hacia ella. Ella asintió y empezó a llorar, estaba muy asustada, se le notaba. Le pregunté qué hacía una mujer tan rica viviendo ahí.
- ¡Estoy en banca rota! Por favor, no tengo nada, de verdad. Mi marido me dejó hace unos días y llevo mucho sin que nadie me ofrezca contratos. Llévate lo que quieras, ¡la camioneta! Es lo único que t... - Empezó a llorar, y a taparse la cara. 
- ¡Cállate! - Empezaba ponerme de los nervios. Me llevaré la camioneta, y necesito que me cures la herida. Levanta y vete a donde tienes tus medicinas, y como hagas alguna tontería te meto una bala en la cara.
- ¡No por favor! Mi carrera no está destrozada del todo, pero no me dispares en la cara... - Se levantó y empezó a dirigirse a la cocina. Abrió un armario, sacó unas vendas y un par de botes y me empezó a curar. No paraba de llorar y de pedirme que no le hiciese daño. - No me mate, por favor. En la cabeza no, por favor. - Lloraba sin parar, me ponía cada vez más nervioso. Me acabó de curar y le obligué a levantarse. La até a una silla y me quedé mirándola. 
- ¿Sabes? He visto varias entrevistas tuyas por la televisión, incluso he ido a alguno de tus desfiles. Y así, yendo de andar por casa... sigues estando bastante buena. - Empezó a llorar más fuerte, temiéndose lo peor. - No te voy a violar, tardarían cuatro días en encontrarme... Pero me has visto la cara. 
La dejé atada a la silla y le tapé la boca. Salí al garaje y empecé a buscar algo de gasolina hasta que encontré una botella. Cogí también un mechero y volví al comedor. Cuando lo vio empezó a llorar e intentaba decirme cosas. Seguro que me prometía algunos ahorros que tenía guardados y a saber qué otras tonterías. Miré la hora y vi que empezaba a hacerse tarde, le tiré toda la gasolina por encima hasta que se mojó entera. También se le mojó la camiseta. Oh, mierda, tenía que concentrarme. Le disparé en el estómago, era incapaz de violar a una mujer con una bala en la tripa. Después me alejé un par de pasos y le tiré el mechero encendido. La modelo empezó a arder, y yo me quedé unos segundos contemplándola, sonreí y antes de irme con mi dinero y su camioneta susurré:
- A la cabeza no, como pediste.

1 comentario:

Mist Wolke dijo...

Impresionante. Menuda sangre fría, !me encanta¡