Razones para ser felices.

Queda un mes para Navidad, de aquí treinta días las familias se reunirán al calor de la chimenea y se atiborrarán por excelentes manjares mientras intercambian regalos bañados por la risa. Otros, solitarios, simplemente se sentarán a comer pizza y mirar películas, y seguramente lleven tantos años haciéndolo que ni se pregunten el Por qué. O tal vez sí lo hagan, no lo sé. Pero, sí puedo hablar de esos que no se ven capaces de repetir lo del año anterior, por el simple y doloroso hecho de que falta alguien. Este es un mensaje para todas esas personas. No es que haya mucha gente que me lea, y menos que me lea para hacerme caso, pero es mi blog y me lo follo cuando quiero.

Pensáis: cuando estemos todos, y empecemos a acabar de preparar la mesa... ¿cómo podremos sonreír al recordar que ese tenedor ya no va allí? Que sobra... ¿Cómo podremos reír al contar anécdotas y decir "Ojalá estuviera aquí, ella reiría tanto"? Ella nos haría reír tanto. ¿Cómo podemos superar un momento de felicidad si todo lo que nos envuelve, es sólo tristeza? Amargura, recuerdos dolorosos, un pedacito de corazón que se cayó y nadie pudo encontrar. Siempre comía el último trozo de pastel, contaba chistes, se negaba a beber vino o llegaba tarde. Da igual lo que fuese, este año ese pequeño momento sin importancia que siempre se repetía pasará a ser importante, porqué nunca más se repetirá. ¿Y por qué deberíamos celebrar nada entonces? No debería haber razón para reunirnos a celebrar la Navidad, si es una época de felicidad y nosotros no somos felices. Sólo nos traerá lágrimas y desesperación, y un "Por qué". Encerrémonos cada uno en su casa, con más vino del aconsejado y bebamos, lloremos. A nadie le importará. Cuando esa persona se fue, el sol salió al día siguiente, por lo tanto no importa si nos emborrachamos y bebemos acompañados por la soledad.

Joder si dolerá. Joder si lloraréis. ¿Y qué? El mundo no se acabará. Tenéis derecho, más que nadie, a ser felices. A intentar ser felices y a luchar por ser felices. La Navidad asoma, acechando, y os asusta porqué sabéis que es un momento que no os pertenece. Faltará alguien. Ese momento, esa festividad, es también vuestra. Así lo quiso Yisus. Así que no os pido que seais valientes y os reunáis, no os digo que debéis ignorar ese dolor y reir y celebrar como si nada hubiese pasado, no os ordeno que gastéis y gastéis y celebréis la Navidad aunque en realidad no os importe. La Navidad es lo de menos, lo importante es que iréis por la calle y lo notaréis... Al igual que a quien acaban de romperle el corazón y el hierve la sangre al ver parejas felices por la calle, os dolerá ver familias pasear bajo las luces y pensar "Falta alguien". Pues que os duela. El dolor no es malo, el dolor no duele. Sabéis perfectamente qué es lo que duele.

No apetece. Ya lo celebraremos el año que viene. Imposible, sin esa persona. Nadie os obligará a hacer nada, pero, acogiéndome a esa frase que tanto oímos: "Ella no nos querría ver así." Abrazad la tristeza, el dolor, y hacedlo vuestro. Reunios y pasaros el dolor de unos a otros, sostenedlo entre todos y así pesará menos. Hay mil formas de sobrepasar esto, elegid la que os dé más rabia. Y en ese segundo, cuando notas un nudo de amargura subiendo por tu garganta y sólo piensas que estás a punto de romperte... Rómpete. Habrá alguien a tu lado, allí, preparado para coger tus cachitos y recomponerte. Y vuélvete a romper, y que te recompongan. Y tal vez, solo tal vez, al final de la noche, cuando seamos todos un mapa de cicatrices, esa persona nos observe desde el cielo o desde donde sea que esté, y piense:

Buena suerte. Sé fuerte, sigue adelante, y lléname de orgullo.

Joder si va a doler.

No hay comentarios: