Café, cerveza y vivir de noche.

Me gusta pensar que soy diferente. Me gusta pensar diferente. Me gusta describirme en miles de líneas y acabar diciendo que no creo que nadie sea capaz de describirse a sí mismo, por eso de la autoestima y tal. Me gusta hablar flojito, me gusta subir de tono cuando me gusta el tema, y me gustan las comas. Me gusta la gente tranquila, la gente culta, la gente que sabe hacerte quedar como un tonto pero no te hace sentir como un tonto. Me gusta explicarme, contradecirme mientras me explico y que al final no se me entienda. Pero se me entiende. Me gusta vestir bien, pero sin pensar en cómo vestir. Me gusta no gastar dinero en peines, ni gomina ni laca ni nada. Me gusta el pelo natural, lo natural, en general. Me gusta la gente que va por la vida como si no hubiese nadie más, como si estuvieses en el pasado, intentas no pisar ninguna flor pero estás allí para pasarlo bien. Me gusta la gente que VIVE, que sueña, que lucha, que deja marca. Me gusta ser - pensar - que soy como la gente que me gusta. Me gusta la gente que no es como la gente que me gusta pero me gusta. 
Me gusta la lengua, en todos los sentidos de la palabra. Menos en la mesa. Me gustan los idiomas, reales y ficticios. Me gusta el saber por el saber, el saber por el placer, el saber que no entiende de utilidad. Me gusta el saber por lo bonito de saber. Me gusta la gente que sabe hablar, que sabe convencerte con pocas palabras o enrrollarse y no cansarte. Me gusta no darle patadas al diccionario, o dárselas de vez en cuando. Me gusta criticar a la RAE, y consultarla. Me gustan los libros, las novelas, el teatro, la poesía - aunque nunca llegaré a entenderla, el cómic. Me gusta la ciencia ficción, la fantasía, la novela negra, la comedia, la novela histórica, la ficción a secas. Me gusta el sexo gratuito. Me gustan los personajes femeninos fuertes, pero fuertes porqué sí, no para salvar al mundo. Me gustan los mal hablados y sobre todo, las mal habladas. Me gusta la letra bonita, los libros largos que se hacen cortos y los libros cortos que no quieres acabar. Me gustan las portadas bonitas, los nombres y los apellidos. Me gusta el olor de un libro antiguo y el olor de un libro nuevo. Me gusta pedir, comprar y buscar libros. Me gusta leer.
Me gusta el café. Negro, duro, solo. Me gusta estar solo. Me gusta la cerveza con un toque diferente, pero que sepas que es cerveza. Me gusta Heineken y Budweiser. Me gusta el Gin Tonic, la Coca Cola y tal vez, algún día, el Whisky. Me gusta beber por placer y el placer de beber. Me gusta la gente que bebe lo que le gusta, no que bebe hasta morir. El olor de café recién hecho, la espuma de cerveza en el bigote, el gas del GinTonic por la garganta. El hielo que se hace notar, el limón que marca la diferencia. Esa bebida que marca un día, y ese bar al que vas como si fuera tu casa. Me gusta que los camareros me conozcan, me gusta tener mis bares.
Me gusta la noche. Me gusta la oscuridad que la envuelve y la tranquilidad que respira. Me gusta la soledad que transmite, el silencio que lleva y la gente que la vive. Me gustan los animales nocturnos, los que son más listos que tú. Me gustan los zorros. 
Me gusta viajar. Despertarte en una cama que no es tuya y ducharte en baño ajeno. Los desayunos de hotel y la espera en recepción. Me gusta llegar tarde a la habitación e irme temprano. Me gusta patear ciudades, subir montañas y hacer pocas fotos. Me gusta viajar solo, completamente solo. Me gusta la libertad. Me gusta el mundo, el mundo en sí. Me gustan los restaurantes que encuentras de casualidad y te cautivan, ese bar que no debería estar allí. Me gusta ese dolor de piernas.
Me gustan las conversaciones sin sentido, con extraños mejor. Me gusta hablar con vagabundos y locos. Me gusta el humor absurdo mezclado con el humor inteligente. Me gusta el humor y me gusta reir. Me gusta llorar cuando hay que llorar y nunca guardarse las lágrimas. Me gusta la gente que ríe hasta llorar y llora hasta reir.
Los trajes, bien llevados. Los labios, rojos. El color rojo, el más bonito del mundo. El pelo negro como la noche y el rubio como el sol. Las metáforas. La hipérbole. El hipérbaton. Las libretas gastadas y los bolis que siempre hay que traer.

Tengo gustos distintos. Lo sé. Los colores, los libros, las palabras y las mujeres que me gustan son distintas. Al igual que mi vida y mi persona, distintos. Ya lo dije al principio, soy diferente. ¿Diferente de qué? He escupido mil cosas que me gustan para definirme pero es imposible, aunque escupa mil y luego otras mil más después de otras mil, decir quién soy. O qué soy. ¿Quién nos dio el derecho de adjudicarnos el quién? Siempre lo he pensado. ¿Por qué en inglés, él es he, ella es she y todo lo demás it? ¿Por qué tú vales más que mi cafetera? Mi cafetera no ha hecho nunca bullying a nadie, ni ha engañado, mentido, robado, matado. Mi cafetera hace un café estupendo, sólo eso. ¿Por qué eres tú más que mi cafetera?
Porqué los humanos son la cúspide de todo, porqué la tierra les pertenece. Estoy cansado de ese discurso. TÚ NO VALES MÁS QUE MI CAFETERA. Nadie vale más que mi cafetera por el simple hecho de ser alguien. Todos somos diferentes, algunos más que otros, y todos nos creemos especiales. Tú, puedes ser especial para mí. Tal vez lo serás algún día, o tal vez lo fuiste en su momento. Pero te diré un secreto:

En el fondo, nadie es especial. Cuando mueras, y tus hijos y tus nietos mueran. Y tus amigos, tus compañeros de trabajo, el del pan y el butanero. Cuando esas personas mueran, nadie te recordará. Shakespeare, Góngora, Miguel Ángel, Washington... Murieron hace años, y son recordados. ¿De verdad? ¿De verdad ELLOS son recordados? No, se recuerda lo que hicieron. Y tal vez, de aquí otros dos mil años, su nombre se olvidará. La gente recordará a Hamlet, Seledades, David o Estados Unidos. Pero seguro, en algún momento de la historia, nadie recordará sus nombres. Nadie es especial, nadie nunca fue especial. Así que sólo queda una opción:
Ya que cuando mueras, unos años después, a nadie le importará... debes importar ahora. Roba besos, corre, chica fuerte y pega más fuerte aún. Folla bien y folla mucho. Bebe más, nunca menos. Si quieres fumar, fuma. Si te molesta que alguien fume, dilo. Te dicen que si algo no te gusta no lo veas, leas, cojas, lo que sea y ya está. Tonterías. Critica, juzga y cágate en todo como el que más. Estudia, aprueba, suspende, ve a clase y falta a clase. Sácate la carrera, o déjala. Da igual, te vas a morir igualmente. Sé el primero de tu promoción. O el último, con dos cojones. Mejor, sé el último y hazlo a propósito. Gana dinero y sobretodo, gástalo. Bebe café, pero por favor no de cápsulas. O sí, de cápsulas, eso no te matará. Mire cine bueno, y malo. Lee muchos libros, hasta el final. O déjalos a medias. Mira series de doscientos capítulos y déjalas cuando lleves ciento noventa. Ama mucho, y déjate herir. Intenta no hacer daño, pero lo harás. Viaja, o no lo hagas. Ten muchos amigos y sé popular o enciérrate en tus cómics y piensa mentalmente en cómo matarlos a todos. Mátalos a todos. Mátate a ti. Mátame a mí. Vive, deja vivir. No seas pesado, sé un plasta. Sé fuerte, débil. Gústate, ódiate. Gústame, ódiame. Ámame. Ama. Llora joder, los hombres lloran. Y las mujeres también. Debes ser feminista, vegetariano, comunista, socialista, indignado o indigente, cabréate y ve a muchas manifestaciones. Escribe, escribe mal y nunca mejores. Canta, canta mal y cuélgate en internet. Dibuja mal y sube tus dibujos. En conclusión:

Como siempre digo, haz lo que te salga de los huevos y no se los toques - demasiado - a los demás. Porqué alguien que nunca toca los huevos, jamás será recordado.


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