Tu punto de vista

Jack estaba mirando el móvil, golpeándose la cabeza y levantando el brazo una y otra vez.
- Deja de intentarlo, no hay señal... - Le dijo Charles, mirándole como si ya no estuviese ahí.
- Cállate, ¡creo que acaba de subir una línea! - El joven se acercó el móvil suficiente a su cara para que se reflejara el brillo de sus ojos en la pantalla, hasta que vio que no había subido ninguna barra. Ni una. Ni media. - ¡Mierda! ¿Podemos ir ya a casa?
- ¿Ya te aburres hermanito? - Charles le dedicó una sonrisa irónica, y luego una carcajada cuando Jack se levantó de golpe y le gritó.
- ¡No me llames así! - Replicó el menor de los hermanos Bloom.
Charles empezó a caminar entre los árboles, tocando los troncos y parándose de vez en cuando a inspeccionar hojas caídas o setas en el suelo. Se detenía para escuchar a los pájaros, para observar cómo las ardillas huían de ellos, para sentir la brisa natural en su cara y los rayos del sol en la nuca. Pegó un largo trago a la cantimplora y exhaló satisfecho ante tal descubrimiento.
- Ya, árboles, plantas y animalejos. ¿¡Pero por qué no hay internet!? - Jack no paraba de chutar pequeñas piedras, de refunfuñar y de manosear la pantalla táctil de su smartphone una y otra vez. Y siempre, suspiraba dando a entender que se rendiría al bosque. Hasta, que una vez más, levantaba el brazo al cielo. - ¿No hay ninguna antena cerca?
- No, Jack, no hay ninguna antena cerca... - Charles tenía mucha paciencia con su hermano, sus cabreos infantiles le divertían bastante. - Papá y mamá nos han traído aquí porqué tú se lo pediste.
- Sí, para hacer rafting. Ha sido muy divertido, ¡muy chuli! - El pequeño Bloom puso todo su esfuerzo para que esas dos palabras sonaran lo más burlescas posible. -¿Podemos ir a casa ya? ¿Dónde están papá y mamá?
- Están comiendo... déjales solos un rato. ¿Qué te parece si subimos esa montaña?
- ¡Claro! Luego podré saltar y cuando muera escaparé de este infierno.
Charles rió de nuevo y comentó "Interpretaré eso como un sí, hermano". Empezó a andar hacia la montaña y Jack, sin otra opción, le siguió. Tardaron dos minutos en salir del bosque llegar al pie de la montaña. Más bien, el bosque estaba al pie de la montaña. Se oía agua.
- ¿Tan cerca estamos del río? - Preguntó Jack, extrañado.
- Eso parece, pero el bosque es muy frondoso y no puedo ver nada. Subamos la montaña, el camino este parece seguro.
Ambos empezaron a ascender, mientras el hermano pequeño seguía quejándose y el mayor prometía que valdría la pena.
A medio camino pararon a descansar, comieron sus respectivos bocadillos y prácticamente apuraron el agua. Después, continuaron su camino. El día estaba despejado, corría una ligera brisa y empezaba a oscurecer.
- ¿No deberíamos volver? - Preguntó Jack, con un tono de preocupación.
- No hermanito, deja a mamá y a papá tranquilos. Estaremos arriba en dos minutos, y bajar siempre es más rápido.
- Sí... sobretodo rodando.
El Bloom mayor soltó una carcajada de nuevo y empezó a silbar una canción, mientras aligeraba el paso. Jack iba detrás suyo, con la vista en el camino y refunfuñando sin parar. Y finalmente, llegaron a la cima.
Cuando estuvieron arriba del todo, Jack levantó la vista y vio... un bosque. La otra ladera de la montaña era un bosque, y empezaba justo en la cima.
- ¡Perfecto, escapamos de un bosque aburrido para llegar a otro bosque aburrido! Bueno, al menos está  en bajada... - Charles no le hacía caso, se lanzó al suelo y se encendió un cigarrillo. Tomó una larga calada y se quedó mirando el camino por el que habían subido, mientras el humo escapaba lentamente de su cuerpo. Jack seguía quejándose de bosques aburridos, y decía que debería haber cogido un bus cuando acabó el rafting.
- Cállate ya pesado y mira esto, si no te das la vuelta nunca sabrás qué te perdías.
Jack, empezó a gritar a su hermano y maldijo a unos cuantos dioses mientras gritaba "Sólo veré el camino que hemos subido y ese estúpido bosque". Se equivocó, y Charles le miró con una sonrisa de victoria.
Había una bandada de pájaros volando al... este. ¿O sería al oeste? Da igual. Iban en formación y entre todos hacían curiosas figuras. Jack, prometió a sus padres que hubo un momento en que los pájaros hicieron una J. "¡Me enviaron un mensaje!" les decía entusiasmado, sin darse cuenta que llevaba horas sin mirar el móvil. El camino estaba a la sombra, mientras todo a la derecha de él seguía aún iluminado. Había algunos animales escondiéndose ya, plantas meciéndose y rocas que prácticamente brillaban. Al igual que el río, el río estaba al lado del bosque y el agua se veía cristalina desde ahí. Había una pareja tomando un picnic a una orilla del río, y una mujer más arriba limpiando su ropa. Pero lo mejor era el cielo. Charles siempre le decía que debía acostumbrarse a no mirar al suelo mientras caminaba.
El cielo estaba azul, y blanco, y rojo, y gris... Era hermoso. Había algunas nubes, que tomaban unas formas y tonos muy curiosos, el sol se escondía ya detrás de otra montaña. "Mañana  podríamos subir a esa." Dijo Jack. Charles no contestó, se quedó mirando el paisaje mientras fumaba su cigarrillo. El pequeño Bloom, no pudo apartar la mirada de ese paisaje.
- Deberíamos ir bajando. -Dijo Charles.
- Sí, se hace tarde. ¡Espera! Haré algunas fotos para que las vean papá y mamá.
Mientras bajaban, Charles le preguntó si había valido la pena subir el camino. ¡Ya lo creo! exclamó Jack con una gran sonrisa. Charles le dijo que él estaba seguro que el bosque sería bonito desde otro punto de vista, aunque desde dentro era bastante aburrido.
- ¿Aburrido? Si no parabas de mirar y tocar cosas. - Se sorprendió Jack.
- Si te hubieses dado cuenta que me aburría, me habrías arrastrado con papá y mamá. El problema es que el bosque no nos dejaba ver... el bosque. Una vez subimos la montaña, desde ahí vimos que todo era muy bonito. Estábamos mirando exactamente lo mismo, simplemente desde otro punto de vista.
Jack sonrió, le dijo a su hermano que era muy listo y le pidió un cigarillo.

Cuando el señor y la señora Bloom vieron como llegaban sus hijos, la cena ya estaba casi lista. Charles les saludaba con la mano mientras se fumaba un cigarrillo, Jack no paraba de tocarse la cabeza y lanzaba miradas asesinas a su hermano mayor.

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