Ama a todo lo que llegue tu brazo

Hoy las sábanas no se pegaron a mi cuerpo. Me desperté, más fresco que una rosa y bajé las escaleras deslizándome por la barandilla con mi trasero. Al llegar a la cocina, mi madre me había preparado el típico desayuno americano: Huevos, frankfurt, bacon y pan. Me encanta. Al acabar yo recogí los platos y limpié la cocina. Ella me sonrió, me dio un beso y se fue a trabajar.
Son las 12, me aburro. Suena el móvil. Es ella, me dice que si me apetece verla. Me visto, y a la 1 quedamos en esa plaza donde siempre quedamos. Hoy llueve, llevo paraguas. No pasa nada, vamos al cine. La película es muy buena. No puedo contarte el final, estaba en la última fila. Comimos un bocadillo sentados en el césped húmedo, ya no llovía. Hacía mucho sol. Era un día muy alegre.
Por la tarde se unieron nuestros amigos. Decidimos pasear. Discutimos sobre muchas cosas, cada uno parecía más inteligente que el anterior y cada palabra que salía de nuestras bocas parecía de filólogo. Siempre que quedamos sabemos que hacer, vamos preparados.
A las 9 me despedí de ellos y me fui a casa. Cené con mis padres. Me habían comprado Ramen expresamente, estaba muy contento. Cenamos viendo las noticias:
El presidente ha bajado los impuestos.
La paz mundial sigue intacta.
España ha vuelto a ganar el mundial.
Mañana hará sol.
Luego voy a mi cama a leer, por la ventana diviso la figura de mis vecinos. Se abrazan y se estiran en la cama, van a hacer el amor. Decido echar las cortinas, merecen hacerlo en privado. Son una pareja más, como todas, se quieren y no discuten.
Luego me acuesto, y al día siguiente me doy cuenta.

Me levanto, a la 1. Tenía mucho sueño. Tengo los ojos llorosos, el pelo liado y me pesa todo. Me doy una ducha. Bajo a la cocina por las escaleras, corriendo, casi me caigo. En la cocina no hay nadie, se han ido a trabajar mis padres. No tengo ganas de preparar nada así que hoy no desayuno.
Me siento en el sofá, estoy aburrido. Enciendo el ordenador y me quedo hasta las 3. Nadie me llamó. A las tres llega mi madre y hace la comida. Macarrones, nada mal. Cuando acabo le digo que recojo yo. Ella va a tender la ropa. Luego me conecto al ordenador y hablo con ella, hace un mes que no nos vemos. Hablamos dos horas y me despido porque he quedado con mis amigos. Damos una vuelta por el pueblo, cada palabra que sale de nuestra boca es una chorrada, mayor que la anterior. No paramos de reír. Luego veo las noticias con mis padres mientras cenamos:

Un hombre ha matado a su mujer.
Un país declara la guerra a otro, una vez más.
Los impuestos han subido, la gente no tiene dinero y pasa hambre.
España ha perdido.

Luego vuelvo a conectarme, vuelvo a hablar con ella. Como siempre. Después me tumbo en la cama, y me acuesto. Sin pensar en nada. Y antes de cerrar los ojos, sonrío. Recuerdo el día anterior, ese ficticio, ese perfecto, ese irreal. Ese día que no es mío.

Me encanta levantarme echo un asco. Pues no hay nada mejor que una ducha de buena mañana. No desayunar? Me da igual. Así como con más ganas luego!! Me paso horas delante del ordenador, ¿y qué? Yo disfruto. Ayudo a la gente que me rodea y no necesito nada a cambio, me siento bien conmigo mismo. Sé que en el mundo hay muchas injusticias, pero para que mentirnos, en el fondo muy fondo, el ser humano es un bello ser. Estoy lejos de ella, lo sé. Pero la amo, con todas mis fuerzas. Y no necesito verla cada día para saberlo y seguir a su lado. Mis amigos y yo decimos tonterías, y siempre quedamos sin planificar nada: son los mejores días, los mejores momentos cuando estoy con ellos. Y por la noche, nunca pasa nada interesante.


Porque mi vida, mis momentos, mi todo. Es mío. No es perfecto, pero me encanta. Y no deseo lo que no quiero, pues siempre he querido lo que ahora tengo. En realidad, a nadie le falta nada, pues no necesitas mucho en realidad.

1 comentario:

Yondy dijo...
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