Sueños en cajones

Escribir. Perder, tal vez invertir, unos minutos u horas delante de un teclado, tal vez una pluma. Dejar aflorar los sentimientos. Crear historias, personas, mundos. Expresarse. Decir todo lo que tu boca calla. ¿Que por qué escribimos? Pues no lo sé. Tal vez para relajarnos, desahogarnos, para compartir, para hablar, tal vez porqué nos guste. Pero tengo una ligera idea del porqué escribo yo.

A uno le gusta el cine. A uno le gusta leer, y los libros, los cómics. A uno le gusta pasear por la ciudad escuchando su música. A uno le gusta imaginar, crear mundos. A uno le gusta escribir. Escribir para desahogarte, porque cuando escribes todo queda más bello, más ordenado, más sincero, más artístico. ¿Qué hay mejor que un poco de arte? Tal vez el amor, tal vez la familia, tal vez el dinero. Pero no importa lo que tengas o te falte, no importa quién seas o dónde vivas. Siempre, podrás escribir. 

Miedo a fracasar, miedo a no estar a la altura. Miedo a que otros textos sean mejores. Lee, escribe, una y otra vez. Hasta que te sangren los dedos, hasta que pierdas las huellas dactilares. Escribe, y muestra al mundo de lo que eres capaz. Y algún día podrás mirar al cielo y decir: Eso que lees y tanto te ha ayudado a llegar a ser lo que eres en la vida, eso que te inspiró, que te hizo llorar... lo escribí yo.

No escribas para ganar dinero. No escribas para ti, no para ella, ni para nadie. Escribe para todos. Escribe por placer, escribe por drogadicción. Pero escribe joder, escribe. Y cuando hayas acabado, siempre, no lo olvides nunca:

                                                                                                                            Sonríe orgulloso.



A todos los escritores e intentos de escritores de este mundo, escribimos para ser leídos, si alguien te lee, valió la pena.

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