Empecemos a escribir

Digamos que era... Martes. También diremos que era por la tarde, soleado tal vez... y no hacía mucha calor. ¿Verano? Sí, así me gusta... Yo... pongamos que llevaba lo que siempre llevo: tejanos, sudadera y americana. Con mi pelo despeinado y mi perilla mal afeitada. Los cascos del móvil dándome mi música, y caminando mientras observo todo lo que me rodea.
Bien, ahora hablemos de ti. Tú... verano... diré que llevabas vestido, ¿sueles llevarlos en verano, no? Ese blanco, por encima de las rodillas... El pelo planchado, y el sol hace brillar ese color rubio que tanto me gusta... andabas a un paso ligero e ibas sola. No sé porque, pero ambos andábamos sin nadie al lado.
¿Visualizas ya la escena? ¿Te la imaginas? Me toca...
Iba con la cabeza baja, siempre voy mirando al suelo, supongo que es porque pienso. ¿Es bueno pensar mucho? Eso lo discutiremos otro día... Entonces levanté la mirada, ¿por qué? Eso no importa... lo importante es que lo hice... y te vi. Allí ibas tú, una desconocida, andando a paso ligero... y te vi, radiante... Increíble, nada más. Tengo que decir que me gustas más con el pelo liso... me enloquece una chica rubia con un pelo brillante y liso... pero sé que si lo hubieras llevado rizado también me habrías hipnotizado. Estoy en contra de la pregunta: ¿En que te fijas primero de una chica? Pero si me preguntan sobre ti... tus ojos y tu pelo. Como he dicho, me encanta tu pelo. Y que decir de tus ojos... son ENORMES. Me hipnotizan, me cuesta apartar la mirada, me encantan, nada más. Tus labios también son muy gruesos, me llaman, siempre lo hacen. Me gusta tu cara, la forma... la piel... al igual que tu cuello. Es agradable, mirarlos, tocarlos. Aunque en ese momento no conocía aún el tacto. De tu cuerpo... bien, sólo digamos que eres perfecta. Sí, eres muy bajita; pero en ese momento, no sabría lo que es un abrazo, un ponerte de puntillas para besarme... y además te da un toque...

Claramente, la escena es ficticia... hay que poner algo de imaginación, pero el pensamiento es real. Ahora hablemos de ti, por dentro.

En madurez, inteligencia, cabezota; me das 2 patadas, 4, digamos 20!!! Para tu edad eres más madura que yo, aunque a veces no ves la seriedad de las cosas, todo que has cambiado bastante; estoy harto ya de la frase: ¡Pero tengo 16 años! Parece que te hayas dado cuenta ahora... por un lado me alegra que te des cuenta, por otro te estás quitando libertades... Eres más lista que yo aunque no lo veas, pero sólo diré que me asusta discutir contigo, que controlas muy bien las situaciones. Y en cabezota... sé que me discutirás este párrafo toda tu vida, así que eso es todo.
Eres muy buena persona, no te gusta hacer daño a los demás, ni defraudar a nadie (a algunos en especial), pero a veces deberías pensar más en los demás... eres rara en eso, tal vez algo bipolar. Perfeccionista, te gusta que las cosas vayan como tú quieras, te gusta dominar; me gusta. Eres bastante humilde, mucho más que yo, al menos públicamente. Algo insegura a veces, y pesimista en ocasiones (aunque diría que eso ya pasó y vuelves a tu optimismo).

Y seguí andando, me crucé contigo e intenté no girar la cabeza. Aunque por dentro me moría de ganas de correr hacia ti. Estuve unos segundos pensando si valía la pena mirarte o no, al final me la jugué. Y me llevé la mejor imagen que he tenido hasta ahora. Y esto último... es una metáfora.


1 comentario:

Wada Barajas dijo...

Genian! Fantastica la historia, me a gustado mucho, y ademas me has recordado eso dias de verano... Un beso!