¿Te gustaría que tu vida fuese así?

Ahora, cierra los ojos y deja que el aire corra. Nota su brisa, su frescor, déjate llevar. No pienses nada, solo escúchame.

Recapacita sobre tu vida. Te gusta? Todo va como deseas? Ahora, escúchame.

Imagina una vida en que todo vaya como tu desees. Una vida en que las personas, las conocidas, las desconocidas, las queridas, todas; en las que todos sienten lo que tu quieras, en la que todos piensen lo que quieras. Si quieres que alguien ame, ese alguien amará. Si quieres que alguien odie, ese alguien odiará. Si quieres que alguien sufra, ese alguien sufrirá. Si quieres que alguien disfrute, ese alguien disfrutará. Además, imagina que te controlas. Que cuando quieras sufrir, sufrirás; cuando quieras disfrutar, disfrutarás. Imagina que eres dueño de todo, que todo va como tu deseas.

Te gustaría que tu vida fuese así?

Ahora escúchame. Imagina una vida sin preocupaciones, una vida perfecta en la que todo marcha bien. Una vida sin dolores de cabeza, sin impedimentos para dormir, sin nada que te preocupe, nada que te haga llorar. Imagina una vida en la que todo va bien, una vida en la que todo te hace sonreir y alegrarte.

Te gustaría que tu vida fuese así?

Ahora, recapacita. Imagina una vida en la que nada te importa, pues todo va como tu quieres. Una vida sin ilusiones, pues estás acostumbrado a que todo vaya como tu quieres. Una vida sin sentirse necesitado, querido, amado; pues nadie necesita nada, y si alguien te quiere o te ama, te miente, pues tu lo has decidido. Imagina una vida en que nada te hace llorar, en que nadie te abrazará para consolarte, en que nadie te quitará esa lágrima que cae solitaria por la mejilla, en que nadie se alegrará contigo. Una vida sin felicidad, pues todo va siempre tan bien que se te olvidó el significado de las palabras ilusión, sorpresa, deseo... pues, ya lo sabes todo.

Te gustaría que tu vida fuese así?

Cuantas veces nos quejamos, de que todo nos sale mal, de sentirnos incomprendidos, de no sentirnos queridos, de no sentirnos necesitados, de sentirnos solos. Pero si todo fuese bien, llegaría un momento en que echaríamos de menos esos momentos en que todo va mal, pues no hay nada que nos haga sentir más vivos que llorar y reir. Podemos llorar de alegría, podemos llorar de tristeza. Podemos reir de alegria. Podemos reir por no llorar. Pero solo en esos momentos es cuando nos sentimos vivos, porque pensamos.

Agradece cada lágrima que derramas, pues esas lágrimas son las que te hacen ver que estás vivo, y que hay algo por lo que luchar.

Agradece cada lágrima que borres, pues eso te hace ver que eres útil, y que para alguien, fuiste necesario.

Agradece cada sonrisa que dibujes. Pues no hay nada más noble y hermoso en la vida, que conseguir que alguien sea feliz.

Agradece cada lágrima que te hagan perder en la memoria, pues eso te hace ver que hay gente a la que le importas, y que luchó por dibujarte una sonrisa.

Te gustaría que tu vida fuese así?

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