Momentos soñadores

Dígamos que todo saldrá bien. Dígamos que eres tan feliz como dices y que él es genial. Digamos que yo no te hacía feliz y que te cansaste de mí. Sabemos que eso es real... y la realidad duele, aunque parece que más a mí. Al menos ahora...

Ahora dígamos que me irá bien. Que conoceré a alguien y me encantará, que será mejor que tú... joder, está difícil. Digamos que será rubia, lista y graciosa. Digamos que tendrá unos ojos que hipnoticen y un cuerpo de infarto. Digamos que tendrá una voz, y una risa... que te dejen sin palabras.  Digamos que sepa cantar, y que sea una artista! ¡Da igual en qué campo! Digamos que me comprende, que sabe siempre que necesito. Digamos que le gusta a mis padres, ¡ y que le gusto a los suyos! Digamos que se enamora de mí, digamos que durará.

Digamos que duremos y duremos hasta que un día me arrodille. Digamos que vestirá de blanco, y yo de esmoquin, es de ley. Digamos que será en el campo, o la playa, en un sitio en la naturaleza. Digamos que será íntimo y todos sonreirán, algunos incluso llorarán. Digamos que fueras una dama de honor. Digamos que el anillo es una pasada. Digamos que bailo genial. Digamos que no puedo decir nada de la luna de miel.

Digamos que funciona, digamos que tengo una casa y un coche genial. Digamos que la tengo a ella. Digamos que es la mujer que ahora mismo me estoy imaginando. Digamos que me hago viejo cogiéndola de la mano.

Digamos que tenemos un hijo, tal vez dos, no más. Digamos que son frikis y listos. Digamos que son monos. Digamos que son la parejita. Digamos que son tranquilos pero divertidos. Digamos que son ambiciosos, y respestuosos. Digamos que él sabe tratar a las mujeres y ella no se baja de nivel. Digamos que nos ayudan siempre que pueden, digamos que llegarán a ser grandes universitarios.

Digamos que vemos sus bodas. Digamos que lloras, y lloro. Digamos que nuestros hiernos y nueras son mejores de lo que fuimos nosotros. Digamos que soy feliz, digamos que lo tengo todo.

Porque nadie necesita estudios, ni una casa, ni un coche, ni mucho dinero... porque sólo necesitamos a alguien, siempre a alguien:

Ese amigo que conocemos desde hace años y nunca nos ha abandonado. Ese amigo que nos ha hecho crecer.
Esa amiga que tal vez no nos haga mucho caso pero sabe lo que queremos oír y lo dice en el momento adecuado.
Esos padres que se recorren el mundo entero cuando pides su ayuda.
Esa abuela que cada vez que te ve te mata a besos y te asfixia con un abrazo.
Esos hijos, hiernos, nueros, suegros, suegras, cuñados, cuñadas... que son más que tu familia, más que tus amigos.
A ella, o a él.


Digamos que me merezco todo esto... entonces, ¿quién decide que no debe empezar ya la historia? Y lo más importante, ¿quién decide que al imaginarla debes salir tú?

La vida es un libro a medio escribir. Algunas cosas ya están decididas y otras las completamos nosotros. Pero esos momentos, esos que son mágicos y recordamos con los años... son fruto de nuestros sueños. Pues, nunca dejes de soñar y de luchar.

                                                                                                    Palabras de un pesimista

No hay comentarios: